La procrastinación es un problema común que aqueja a casi todo el mundo en algún momento de su vida. Ya sea aplazando un proyecto de trabajo o un objetivo personal, todos nos hemos encontrado luchando por pasar a la acción y hacer las cosas.
¿Qué es la procrastinación?
La definición etimológica viene del latín procrastinar que significa postergar hasta mañana, pero también del griego akracia hacer algo en contra de nuestro juicio. La palabra quiere decir: aplazar, diferir, postergar. Y se refiere al hábito de retrasar actividades o situaciones a las que debemos atender por otras mucho más placenteras.
En términos generales lo que postergamos es percibido como: estresante, abrumador, desafiante, difícil, largo, tedioso. Son los pensamientos más comunes para justificar lo que estamos postergando. Y en lo que nos distraemos normalmente con actividades placenteras o que nos calma.
En gran medida, la persona que lo sufre se debate mentalmente entre el deber y el querer, la gratificación inmediata y la del largo plazo, lo fácil y lo difícil.
¿Cuántos tipos de procrastinación suelen existir?
En la práctica, existen dos tipos de procrastinación: uno cuando hay un límite de tiempo y otro cuando no existen estos términos.
La toma de decisiones de una persona no procrastinadora, ante una fecha límite de entrega, si por ejemplo tiene fecha de entrega límite de 30 días, a lo largo de todo ese mes, es el de distribuir su carga de tareas para que no abrume su faena en un solo día. Todo va a ser equitativo y así va a terminar su trabajo en 30 días.
La mente de un procratinador es diferente, dice: tengo 30 días para hacer un trabajo y luego el día 1 empieza sin hacer nada, llega el día 2, 3, 4, 5 hasta mediados del mes y piensa, sería buena idea empezar. En este caso postergan por cosas más placenteras para al final, realizar sus tareas de manera apresurada y poco productiva. Esto se debe a un problema del manejo del tiempo.
Por otro lado, está el pensamiento o el juicio automático. El tener una fecha de entrega y el pánico de no alcanzar con la posible vergüenza de quedar mal, se vuelven motores para la acción. La procrastinación a largo plazo es el mayor problema y es cuando no logras alcanzar tus sueños o no logras tus objetivos personales.
¿Por qué es importante el autoconocimiento para eliminar el hábito de procrastinar?
Aunque la procrastinación puede parecer un problema frustrante e insuperable, a menudo es el resultado de una cuestión más profunda: la falta de autoconciencia. Para vencer la procrastinación y liberar todo su potencial, es esencial comprenderse a sí mismo a un nivel más profundo e identificar las causas profundas de sus tendencias procrastinadoras.
El autoconocimiento implica estar consciente de nuestros patrones de comportamiento, incluyendo la tendencia a procrastinar. Al comprender nuestros hábitos de postergar algo, podemos analizar las causas subyacentes y tomar medidas para superar este comportamiento.
Comprender las causas de aplazar es explorar las posibles razones detrás de ella, como el miedo al fracaso, la falta de motivación o la búsqueda de la perfección. Las causas que suelen estar detrás de la procrastinación por posibles barreras emocionales pueden variar de una persona a otra.
Causas más comunes del hábito de postergar
Es importante reconocer que las barreras emocionales pueden ser diferentes para cada persona, por lo que es fundamental identificar las barreras emocionales específicas que están afectando tu propia tendencia a aplazar tareas.
Miedo al fracaso: el miedo a no cumplir con las propias expectativas o no alcanzar los estándares de excelencia puede llevarte a posponer las tareas.
Sobreestimación: emprendes la tarea hasta el último momento. Sobreestimas tu capacidad de realizarla.
Perfeccionismo: la procrastinación puede ser causada por el deseo de hacer las cosas a la perfección y el miedo a no alcanzar el nivel deseado de perfección.
Miedo al éxito: puede sonar contradictorio, pero algunas personas temen la atención y el éxito que puede generar el logro de sus metas. Es posible evitar este tipo de situaciones posponiéndolas.
Falta de motivación o interés: puede ser difícil comenzar o completar una tarea si no es interesante o significativa para una persona.
Evitar el malestar emocional: ciertas tareas pueden causar estrés, ansiedad y aburrimiento. En lugar de lidiar con estos sentimientos, algunas personas posponen la tarea para evitar sentirse incómodas.
¿Cómo superar las barreras emocionales ante el hábito de procrastinar?
El autoconocimiento es una herramienta poderosa para superar las barreras emocionales que pueden estar afectando tu capacidad para enfrentar las tareas y superar la procrastinación. Aquí te muestro cómo el autoconocimiento puede ayudarte:
Identifica las barreras emocionales: puedes ser consciente de tus emociones y comportamiento con autoconciencia. Podrás identificar las barreras emocionales que te impiden progresar en tus tareas conociendo tus miedos, ansiedades y creencias limitantes.
Desarrolla estrategias de afrontamiento: si comprendes tus barreras emocionales, puedes idear estrategias efectivas para lidiar con ellas. Si descubres que el miedo al fracaso es una barrera para comenzar una tarea, puedes trabajar para cambiar tu perspectiva sobre el fracaso y adoptar una mentalidad de aprendizaje.
Fortalece la confianza en ti mismo: la autoconciencia te ayuda a reconocer tus fortalezas y debilidades. Si te enfocas en tus fortalezas, puedes aumentar tu confianza en ti mismo y reducir las barreras emocionales.
Establece metas realistas: es posible establecer metas que estén alineadas con tus valores. Al saber lo que te motiva, puedes establecer metas realistas y significativas, lo que reduce las barreras emocionales asociadas con las tareas que no te importan.
Recuerda que el autoconocimiento es un proceso continuo, y dedicar tiempo a explorar tus emociones, creencias y motivaciones te brindará una base sólida para superar las barreras emocionales y lograr un crecimiento personal y profesional significativo.
¿Cómo evitar que nuestro pasatiempo sea la causa de la procrastinación?
Es común que los pasatiempos se conviertan en excusas para postergar las tareas importantes. Aquí hay algunas estrategias que puedes utilizar para evitar que esto suceda:
Establece prioridades claras: no olvides establecer prioridades para tus tareas y responsabilidades importantes. Es una buena idea asegurarse de realizar las tareas esenciales antes de dedicar tiempo a tus pasatiempos.
Crea un horario estructurado: es una buena idea planificar tu día de modo que incluya el tiempo dedicado a tus tareas y responsabilidades, así como a tus pasatiempos. Asegúrate de ceñirte a los bloques de tiempo establecidos para cada actividad.
Practica la disciplina: si quieres mantener la disciplina y la autorregulación, tienes que comprometerte a hacer tus tareas. No caigas en la tentación de retrasar o posponer tus responsabilidades.
Utiliza los pasatiempos como recompensa: después de completar tus tareas importantes, usa tus pasatiempos como incentivo y recompensa. Esto hará que quieras ser más productivo y evitará que tus hobbies se conviertan en una vía de escape.
Establece límites de tiempo: establece límites claros para tus pasatiempos y reserva un tiempo específico para eso. Si no evitas que tus aficiones se alarguen indefinidamente, no podrás afrontar tus tareas pendientes.
Encuentra un equilibrio saludable: es importante encontrar un equilibrio entre tus aficiones y tus responsabilidades. No se trata de eliminar por completo las aficiones, sino de gestionarlas adecuadamente para que no interfieran con tus tareas importantes.
Recuerda que la clave está en la autodisciplina y en encontrar un equilibrio adecuado entre tus responsabilidades y tus actividades recreativas.
Problema clave de la procrastinación
Si miras a las personas que posponen un trabajo, por lo general se piensa que es una persona perezosa y de una voluntad débil pero, de hecho, si escuchas las historias, no es así. Los problemas claves de estas personas son: la misión que no está clara y sus objetivos.
Los objetivos pueden venir a la mente, pero si no existe un propósito en ese momento, puede ser que pospongan sus tareas. Debe existir un propósito para cada objetivo de lo contrario, sólo vendrán a la mente las tareas, sin darle alguna prioridad.
Es bueno tener en mente nuestro propósito de vida y colocar objetivos a corto plazo, con algunas recompensas, cada vez que se logra llegar a la meta. De lo contrario, la voluntad será débil.
Se debe conocer las habilidades, saber lo que se necesita y el tiempo que se tiene para lograrlo. También es importante reconocer los problemas que podrían enfrentar en el camino. “Puedo ser bueno en esto, pero creo que esto será difícil”
Encontrar las causas fundamentales de posponer en el camino una tarea o situación, influenciada por alguna barrera emocional o por las acciones de otras personas, debe ser parte del proceso de toma de decisiones, para eliminar el problema que está causando dicha situación. “Tengo que cambiar esta situación, o tengo que cambiar el pensamiento o el juicio automático.”
Al final, encontrarás la razón de la resistencia de dicha situación. La resistencia ocurre porque las personas se concentran más en la apariencia sin cambios, en vez de lograr el cambio. Por ello, es necesario tener una visión equilibrada y mirar objetivamente.